Mientras un hombre siente que lo más importante es él mismo, no puede apreciar verdaderamente el mundo que lo rodea. Es como un caballo con anteojeras: sólo se ve a sí mismo, ajeno a todo lo demás.
El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes. La importancia personal requiere que uno pase la mayor parte de su vida ofendido por algo o por alguien.
La clave del camino del guerrero es destronar la importancia personal.
Todo cuanto hacen los guerreros se dirigen a lograr esa meta.
Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y banal.
Para ser un guerrero se necesita ser liviano y fluido.